El dolor... un buen maestro
El dolor pasó... nos atravesó... nos dañó... nos sacudió... dejó heridas que puede que aún estén cicatrizando... pero gracias a que transitamos ese lado oscuro de la vida, crecimos, maduramos y avanzamos en aspectos que nos permitirán una vida mejor.

"Puedes olvidar a esas personas que te causaron dolor en el pasado... pero nunca olvides lo que te enseñaron"
Una de las lecciones más difíciles de aprender es la que se rescata a través del dolor.
Tarde o temprano, si la persona se brinda espacios oportunos, compañías adecuadas y tiempo... lo podrá entender y ver.
La predisposición personal y la capacidad de entendimiento influyen también.
También cuesta ver con agradecimiento al que nos dañó, ese será el mayor de los desafíos ... más allá de su historia personal, de su realidad limitada, de sus razones equivocadas, de sus daños impresionantes, de su ceguera cruel, o de su cobardía para encarar las verdades, la persona que nos lastimó puede resultar involuntariamente ser un buen profesor.
Cuando aprendemos crecemos, y eso hay que agradecerlo, venga de quien venga la lección, avanzamos en conocimiento, en profundidad, en entendimiento, en capacidad de amar.
A partir del momento que logramos visualizar lo que no queremos, aprendemos lo que SÍ queremos y nos merecemos.
La capacidad de elección aumenta también, podemos descartar aquello que nos lastimó y seleccionar sin dudarlo algo mejor.
A medida que nos vamos cuidando más, aprendemos a querernos más... ¿conclusión? el dolor pasó... nos atravesó... nos dañó... nos sacudió... dejó heridas que puede que aún estén cicatrizando... pero gracias a que transitamos ese lado oscuro de la vida, crecimos, maduramos y avanzamos en aspectos que si los aprendimos nos permitirán una vida mejor.
Por eso y por mucho más, animémonos a ver lecciones donde nadie se imaginó que las habría... solo así habrá tenido sentido haber cruzado esos puentes oscuros.
Ps. Patricia Cabrera Sena
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